Ponencia ante el foro regional promovido por Gabino Cué Monteagudo, Heroica Ciudad de Juchitán de Zaragoza, Oax.
30 de Agosto de 2010.
Desde hace buen rato que los pueblos y naciones originarias de la región del Istmo tenemos bastante que decir, sin encontrar los espacios requeridos para hacerlo. En la mayoría de las ocasiones, nuestra palabra ha sido desechada o utilizada como mercancía para la compra-venta de cargos públicos, promesas de campaña y promociones turísticas que tienden a maquillar la realidad sofocante que padecemos en el día con día.
Sin embargo, la voz y el sentir de los trabajadores y los pueblos del cinturón de la patria, también llamado Istmo de Tehuantepec, no ha sido desarticulada, aún a pesar de los distintos esfuerzos del régimen actual de opresión y explotación capitalista que nos ha borrado de su agenda de un solo plumazo, reduciendo a la nada las múltiples exigencias y experiencias los que con nuestra fuerza de trabajo y la cosmovisión de las comunidades rurales e indígenas, contribuimos a la formación de la riqueza económica y cultural de nuestro país.
Nuestra palabra y nuestro andar, han estado presentes desde el momento mismo en que la sociedad humana se constituyó en estas tierras, las cuales hemos regado con nuestra sangre y sudor, sembrándolas de sabiduría ancestral y generaciones valiosas de hombres y mujeres comprometidos con la construcción de un mundo nuevo y una tierra justa.
Nuestras vidas las hemos ofrendado en la formación de lo que hoy llamamos patria, en las gestas heroicas por la defensa de su soberanía ante los enemigos de adentro y de afuera que han pretendido y pretenden arrodillarla a intereses oscuros, estuvimos presentes en las grandes jornadas por la conquista de los derechos sociales más elementales y la construcción de un país más democrático. Es necesario recordárnoslo y trasmitírselo a las nuevas generaciones, precisamente ahora que por todos lados nos llueve el bombardeo mediático sobre el “orgullo nacional” en vísperas del bicentenario de la independencia y el centenario de la revolución. Es preciso enfatizarlo justamente hoy, que la soberanía nacional y las históricas conquistas de los trabajadores de las ciudades y el campo se ven amenazadas con el ascenso del fascismo a nivel nacional y las feroces invasiones veladas del imperialismo a nuestras tierras, con el evidente sometimiento de nuestra clase y nuestros pueblos a una nueva era de mayor explotación.
Por toda la geografía nacional fluyen numerosos arroyuelos de lucha que vienen enarbolando la defensa de nuestra soberanía nacional, energética y alimentaria; en todos los rincones de la patria la clase obrera y el pueblo trabajador venimos dando la batalla por la defensa de nuestras conquistas y nuestro porvenir, reforzando las filas de esta nueva gesta que se perfila como inevitable, poniendo por delante nuestros intereses históricos como trabajadores.
Es justamente ahí donde cobra trascendencia la realización de estos foros, donde se ha vendió mencionando la necesidad de plantear y encontrar de manera colectiva, soluciones a la grave crisis social y económica que se vive en el estado de Oaxaca.
Somos francos al plantear que consideramos limitado el alcance objetivo que puedan tener estos foros en la formación de un plan de gobierno diametralmente opuesto a los de los gobiernos anteriores. Consideramos que la única manera real y seria de colocar por delante los intereses de las amplias masas populares de Oaxaca, está en la convocatoria amplia, abierta e incluyente a una Asamblea Estatal Constituyente, Democratica y Popular, que discuta y promulgue una Nueva Constitución, para generar así el verdadero cambio democrático en nuestro estado, como ejemplo de democrácia y ejercicio pleno de los derechos ciudadanos a nivel nacional. De lo contrario, al no existir una discusión abierta y profunda de las grandes causas que dan origen a estos grandes males, que nos permita generar propuestas efectivas y concretas solo estaríamos simulando un diálogo sin acuerdos, donde las opiniones y legitimas asapiraciones de la clase obrera y de los pueblos, quedarían nuevamente canceladas.
Hoy, nuevamente es preciso expresar nuestro sentir, dar vuelo a la espiral históricamente olvidada e históricamente revolucionaria de nuestra palabra, como trabajadores, como pueblos y como naciones originarias. El no hacerlo perjudicaría más a nuestra clase y nuestros pueblos, cansados de tanta explotación y despojo, pues estamos convencidos que en la articulación de nuestra voz, de nuestras demandas y nuestras propuestas, existe otro frente de lucha irrenunciable y estamos listos para hablar.
30 de Agosto de 2010.
Desde hace buen rato que los pueblos y naciones originarias de la región del Istmo tenemos bastante que decir, sin encontrar los espacios requeridos para hacerlo. En la mayoría de las ocasiones, nuestra palabra ha sido desechada o utilizada como mercancía para la compra-venta de cargos públicos, promesas de campaña y promociones turísticas que tienden a maquillar la realidad sofocante que padecemos en el día con día.
Sin embargo, la voz y el sentir de los trabajadores y los pueblos del cinturón de la patria, también llamado Istmo de Tehuantepec, no ha sido desarticulada, aún a pesar de los distintos esfuerzos del régimen actual de opresión y explotación capitalista que nos ha borrado de su agenda de un solo plumazo, reduciendo a la nada las múltiples exigencias y experiencias los que con nuestra fuerza de trabajo y la cosmovisión de las comunidades rurales e indígenas, contribuimos a la formación de la riqueza económica y cultural de nuestro país.
Nuestra palabra y nuestro andar, han estado presentes desde el momento mismo en que la sociedad humana se constituyó en estas tierras, las cuales hemos regado con nuestra sangre y sudor, sembrándolas de sabiduría ancestral y generaciones valiosas de hombres y mujeres comprometidos con la construcción de un mundo nuevo y una tierra justa.
Nuestras vidas las hemos ofrendado en la formación de lo que hoy llamamos patria, en las gestas heroicas por la defensa de su soberanía ante los enemigos de adentro y de afuera que han pretendido y pretenden arrodillarla a intereses oscuros, estuvimos presentes en las grandes jornadas por la conquista de los derechos sociales más elementales y la construcción de un país más democrático. Es necesario recordárnoslo y trasmitírselo a las nuevas generaciones, precisamente ahora que por todos lados nos llueve el bombardeo mediático sobre el “orgullo nacional” en vísperas del bicentenario de la independencia y el centenario de la revolución. Es preciso enfatizarlo justamente hoy, que la soberanía nacional y las históricas conquistas de los trabajadores de las ciudades y el campo se ven amenazadas con el ascenso del fascismo a nivel nacional y las feroces invasiones veladas del imperialismo a nuestras tierras, con el evidente sometimiento de nuestra clase y nuestros pueblos a una nueva era de mayor explotación.
Por toda la geografía nacional fluyen numerosos arroyuelos de lucha que vienen enarbolando la defensa de nuestra soberanía nacional, energética y alimentaria; en todos los rincones de la patria la clase obrera y el pueblo trabajador venimos dando la batalla por la defensa de nuestras conquistas y nuestro porvenir, reforzando las filas de esta nueva gesta que se perfila como inevitable, poniendo por delante nuestros intereses históricos como trabajadores.
Es justamente ahí donde cobra trascendencia la realización de estos foros, donde se ha vendió mencionando la necesidad de plantear y encontrar de manera colectiva, soluciones a la grave crisis social y económica que se vive en el estado de Oaxaca.
Somos francos al plantear que consideramos limitado el alcance objetivo que puedan tener estos foros en la formación de un plan de gobierno diametralmente opuesto a los de los gobiernos anteriores. Consideramos que la única manera real y seria de colocar por delante los intereses de las amplias masas populares de Oaxaca, está en la convocatoria amplia, abierta e incluyente a una Asamblea Estatal Constituyente, Democratica y Popular, que discuta y promulgue una Nueva Constitución, para generar así el verdadero cambio democrático en nuestro estado, como ejemplo de democrácia y ejercicio pleno de los derechos ciudadanos a nivel nacional. De lo contrario, al no existir una discusión abierta y profunda de las grandes causas que dan origen a estos grandes males, que nos permita generar propuestas efectivas y concretas solo estaríamos simulando un diálogo sin acuerdos, donde las opiniones y legitimas asapiraciones de la clase obrera y de los pueblos, quedarían nuevamente canceladas.
Hoy, nuevamente es preciso expresar nuestro sentir, dar vuelo a la espiral históricamente olvidada e históricamente revolucionaria de nuestra palabra, como trabajadores, como pueblos y como naciones originarias. El no hacerlo perjudicaría más a nuestra clase y nuestros pueblos, cansados de tanta explotación y despojo, pues estamos convencidos que en la articulación de nuestra voz, de nuestras demandas y nuestras propuestas, existe otro frente de lucha irrenunciable y estamos listos para hablar.