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lunes, 8 de diciembre de 2014

¡QUE LA CHISPA DE NUESTRO DOLOR INCENDIE CON RABIA LA PRADERA DEL PODER BURGUÉS!

Alexander Mora Venancio ¡No has muerto camarada!

Nunca como en estos momentos, al menos de la historia reciente, el rostro sanguinolento de la burguesía había podido observarse tan nítidamente como lo que en verdad es. Así mismo, nunca como hasta ahora, la población había podido confirmar lo que los revolucionarios y los comunistas hemos sostenido desde siempre en nuestro análisis y caracterización sobre el Estado, como un órgano de dominación de clase, un órgano de opresión de una clase por la otra… como la creación del orden que legaliza y afianza esta opresión… como el órgano profesional de la violencia de los gobernantes contra los gobernados.

¡Justamente eso es lo que tenemos ante nuestros ojos! Un Estado Burgués lleno de odio de clase hacia el pueblo trabajador, un Estado Burgués que ataca, reprime, desaparece y asesina a los hijos de este pueblo, ya de por si tan avasallado, tan desangrado, tan explotado y tan oprimido por quienes le gobiernan.

Resulta increíble la felonía y el cinismo con el que pueden conducirse los dueños del orden burgués. Primero declarando que se han cansado, luego escupiendo que lo superemos y por último, diciendo que ya apareció uno de los 43 estudiantes normalistas que fueron atacados, reprimidos, desaparecidos y asesinados, pero… apareció muerto, en “una bolsa negra en Cocula”, justo donde antes los padres de familia, los compañeros de los estudiantes, la sociedad y los expertos en criminología aseguraron que no podían corresponder los restos encontrados a los de los estudiantes desaparecidos los días 26 y 27 de Septiembre en Iguala, Guerrero.

Y precisamente, en una bolsa negra abierta, encontrada en un acto “espontáneo” y semi-clandestino, donde muy convenientemente para el Estado, no se encontraban presentes los peritos del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), quien además le ha pedido claridad en sus actuaciones a la PGR.

Hoy, como desde los días 26 y 27 de Septiembre, los padres, amigos y compañeros del estudiante Alexander Mora Venancio de 19 años de edad, así como de los otros 42 estudiantes normalistas aún desaparecidos, tenemos claro que fue el Estado Burgués quién dio la orden de atacar, reprimir, desaparecer y asesinar, pues de igual manera fue el Estado Burgués quien dio órdenes semejantes aquel 2 de Octubre de 1968 en Tlaltelolco, el 10 de Junio de 1971 en el "Halconazo", en Chiapas en 1994, en Aguas Blancas en 1995, en Oaxaca en 1996, en Acteal en 1997, en la UNAM en el 2000, en Lázaro Cárdenas en 2006, en Atenco en 2006, en Oaxaca en 2006 y así hasta el hartazgo histórico en el cual nos encontramos.

Porque la violencia de clase ejercida por el Estado Burgués no solamente ha sido a bayoneta calda, no únicamente se ha comprobado desde la soldadesca, la gendarmería de todo pelaje, los infiltrados, los traidores o los soplones; sino que también se ha dado desde el anonimato cómodo de la producción, desde el México S.A. de C.V. que paga salaros de hambre, desde el México Inmobiliario que deja sin hogar ni un techo donde vivir a millones de familias, desde el México Latifundista y en muchos momentos aún semifeudal que oprime, saquea y despoja a los campesinos pobres, desde el México Bien que discrimina, estigmatiza, sataniza y criminaliza todo lo que huele a piel morena, a lenguas maternas, a culturas y cosmovisiones ancestrales, desde el México “Nice” que mira por debajo del hombro y con desdén a los hijos del proletariado y del pueblo trabajador que cursan la escuela pública para obtener un título de profesores, ingenieros o licenciados.

Una violencia grotesca que es capaz de observar de forma por demás complaciente el calcinamiento de 49 niños en una guardería promovida por un programa del Gobierno Federal, donde los niños y sus necesidades nada importan, siempre que el Estado Burgués pueda desentenderse de su obligación tutelar de la educación y la niñez.

Una violencia tan inaudita que se olvida de rescatar a  65 mineros enterrados, que murieron quizá con dolor, asfixia, pánico y traumatismos en medio del terror, la desesperación y la impotencia del mismo número de familias, dejando de lado la obligación del Estado Burgués de garantizar la existencia de condiciones dignas de trabajo, donde la seguridad y la higiene sean una responsabilidad patronal ineludible.

Una violencia dantesca y nauseabunda que reivindica como todo un logro sexenal 121mil muertes a cambio de un Estado Burgués con menos competencia en sus negocios turbios, porque el narcotráfico también es una empresa y como toda empresa, representa un negocio con ganancias, y el Estado Burgués no es más que la junta que administra los negocios comunes de la clase burguesa en el poder.

En fin, una violencia que ya no es capaz de permitir a “los de arriba” seguirnos gobernando como hasta ahora. Una violencia que tampoco ya no es capaz de someternos por completo a “los de abajo” quienes ya no queremos seguir siendo gobernados como siempre. Una violencia que lo destruye todo, porque viene con el ánimo de destruirlo, únicamente para perpetuar al cadáver político, económico y social que representa el capitalismo.

Una violencia que ya no soportamos, que ya no soportaremos y que nos genera dolor, pero también mucha rabia.

Por ello, en estos momentos, más que un luto nacional, requerimos reagrupar nuestras fuerzas, volver a unificar nuestros corazones, sostener juntos nuestro dolor y desbordar al mismo tiempo nuestra rabia para evitar que nos presenten otros 42 cuerpos sembrados y asesinados en cualquier fosa clandestina de este país, para evitar que nos sigan desapareciendo más hijos, más hermanos, más familiares, más compañeros, para evitar que nos sigan imponiendo “un proyecto de nación” que no entendemos, que no conocemos, que no avalamos, para evitar que la barbarie sea modo de vida eterno y que las ilusiones sean proscritas por un estado de derecho convertido por completo en un Derecho de Estado, ajeno al pueblo, dirigido contra el pueblo, pensado en someter al pueblo.

Hermanos y hermanas:

La unidad de los trabajadores de la ciudad y el campo, la unidad del pueblo pobre, la unidad de los jóvenes, de los estudiantes, de las madres, de las mujeres, de la gente que ama, de la gente que quiere la paz, de la gente que aspira a un mundo nuevo, una patria nueva y una tierra justa, es hoy la tarea más indispensable para calmar el dolor y la sed de justicia de nuestro pueblo.

No podemos decir que un ser humano pensante, que tiene sentimientos y sueños, busque una salida violenta a esta crisis, a esta falta de razón, a esta falta de humanidad. Pero ¿Qué será de la gente que ha intentado por todos los medios, incluso a costa de su vida, ser escuchada? ¿Seguirá esta gente siendo encarcelada, desaparecida, asesinada? ¿Seguirá entonces el Estado Burgués declarando su cansancio, pidiéndonos superarlo o encontrando más muchachos asesinados “por quien sabe quién en quien sabe que lugar”?

Ricardo Flores Magón, en un escenario harto semejante de nuestra historia nacional, esgrimió una frase totalmente necesaria y vigente, cuyas palabras encierran en realidad todo un programa para la liberación nacional y social de los explotados y oprimidos, ante un Estado Burgués que explota y oprime: ¡QUE A SANGRE Y FUEGO CAIGA LO QUE  SANGRE Y SANGRE SE SOSTIENE!

Camaradas:

Hoy, tras el Paro Nacional exitoso del 1° de Diciembre y la Toma Pacífica de la Ciudad de México del 6 de Diciembre, que mostraron el músculo y la unidad de todos quienes estamos auténticamente cansados de este Estado Burgués que queremos superar y suprimir, requerimos reforzar nuestra organización unitaria, común. Necesitamos afianzarla, construyendo barrio por barrio, colonia por colonia, municipio por municipio, región por región, ciudad por ciudad y entidad por entidad formas superiores y mucho más dinámicas y democráticas de organización popular, como lo son las Asambleas Generales del Pueblo en Lucha y una gran Asamblea Nacional del Proletariado y los Pueblos de México, que nos permitan cambiar la correlación de fuerzas, echar adelante la contraofensiva popular, desatar la Huelga Política General y, de ser necesario, la Insurrección General del Pueblo para combatir y erradicar la violencia reaccionaria, la violencia de los poderosos, la violencia de los sin razón, con la fuerza y la unidad de quienes soñamos con el mañana y la libertad.

Alexander Mora Venancio, ¡No has muerto camarada!  
¡Presentación con vida de los 42 estudiantes normalistas y castigo a los asesinos! 
¡Todos a preparar la Huelga Política General! 
¡Todos a preparar la caída del Estado Burgués y su régimen de terror!

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