La tarde noche del martes 24 de Febrero, la Policía Federal y su
“séptima división”, también conocida como “Gendarmería Nacional”, arremetieron
contra el magisterio democrático del estado de Guerrero, aglutinado en la
Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (filial de la
CNTE), contra el Sindicato Único de Servidores Públicos del Estado de Guerrero
(SUSPEG), así como contra el Movimiento Popular Guerrerense (MPG) que mantenían
un plantón en las inmediaciones del Aeropuerto de Acapulco, Guerrero, como
parte del plan de acción emanado de la Asamblea Nacional Popular en exigencia
de justicia y presentación con vida de los estudiantes normalistas
desaparecidos en Iguala, Guerrero los pasados 26 y 27 de Septiembre.
El pretexto: “la supuesta agresión magisterial contra la valla
policial con un autobús donde el operador del mismo no pertenecía al movimiento
ni recibió instrucciones de este”.
Minutos antes de dicha “agresión”, los elementos de la Policía Federal
y de su séptima división, comenzaron a comunicarse entre sí con claves,
modificando su formación y preparándose para algo que el magisterio no tenía
previsto, pero el estado sí.
Así comenzó la gresca, donde los uniformados recurrieron nuevamente al
uso desproporcionado de la fuerza, además de que actuaron como en un teatro de
operaciones militar contra una población civil en resistencia, pero
completamente desarmada.
Integrando columnas de ataque, contención y persecución, los elementos
de la Policía Federal y su canallesca Gendarmería demostraron cuál es el
verdadero fin de su presencia en estados empobrecidos, pero movilizados por el
hartazgo y la búsqueda de justicia social, como Guerrero, Oaxaca, Chiapas,
Michoacán, etc. Y lo demostraron contra una de las columnas vertebrales de la
Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación como lo es la CETEG y la
Sección XIV del SNTE-CNTE en Guerrero y sus aliados naturales de SUSPEG y MPG.
El magisterio democrático de la CETEG, el SUSPEG y el MPG que
participaban en las acciones de protesta del día martes, como era de esperarse,
dieron respuesta hasta donde sus fuerzas y capacidad técnica fueron posibles en
el momento; partiendo del hecho insoslayable que ellos (los trabajadores y el
pueblo) no forman parte de un ejército organizado, entrenado y equipado y sin
embargo, si fueron atacados por una policía federal de corte castrense,
organizada, entrenada y equipada para situaciones de combate, por lo cual fue
prácticamente imposible impedir la existencia de bajas durante el
enfrentamiento que provocó la muerte del camarada Profesor Claudio Castillo
Peña de 65 años de edad, quién fuera parte de la unión de jubilados y uno de
sus principales oradores.
Cabe destacar que la salud del camarada Claudio era delicada, puesto
que padecía de poliomielitis y no podía caminar por cuenta propia, teniendo que
apoyarse de muletas para ello. Aun así, las bestias uniformadas de la Policía
Federal y Gendarmería Nacional, que deberían estar combatiendo a los grupos
delincuenciales que operan en el país y al interior del propio aparato de
gobierno, arremetieron con odio y saña inenarrable contra la población civil
(una vez más en su maldita historia de oprobio, terror y fascismo) dejando como
saldo cientos de heridos, al menos doce desaparecidos, cuatro compañeras
maestras que fueron violadas por la Gendarmería Nacional como lo prueban en su declaración
ministerial, más de cien detenidos y hasta el momento un compañero asesinado
por traumatismo cráneo encefálico por los golpes bestiales que recibió sin
poder defenderse (aunque ahora la PGR aseguré que fue por “atropellamiento”
cuando el camarada Claudio fue bajado a golpes de una camioneta por elementos
de la Policía Federal)
Al respecto, tenemos que mencionar que los hechos que se están
repitiendo una y otra vez en el estado de Guerrero y parecieran no tener fin,
forman parte de toda una estrategia no solamente política, sino también militar
orquestada y desatada por los más oscuros círculos del poder burgués, quién
vuelve a desarrollar guerras preventivas y/o guerras de baja intensidad contra
el pueblo trabajador y sus referentes
más organizados a efectos de amedrentarlos, desmoralizarlos y atomizarlos en lo
colectivo, para pasar a la represión individual contra los mejores hijos del
pueblo trabajador.
Por ello es que hoy en Guerrero la represión tiene características
masivas y en otros estados, como Morelos, donde el fascismo cobró la vida del
camarada Gustavo Salgado del FPR, tome características selectivas.
Por ello mismo se recurre a acciones de “rompimiento” contra huelgas,
manifestaciones y plantones, para ese fin se ataca a niños y mujeres de manera
bestial, recurriendo a las violaciones como táctica para quebrantar la moral
del enemigo, por ello los levantones, golpizas, desapariciones y asesinatos
como forma de dirimir los conflictos político-sociales, aunque en lo formal el
estado burgués convoque “al diálogo y la concertación”. Es decir: por ello se
impone la paz de la cárcel, la vejación y la muerte contra opositores
políticos.
En este contexto, el estado burgués hoy busca en el fascismo la salida
a la crisis económica, política y social que vive México, uncido al carruaje
del imperialismo y su égida yanqui, y para ello realiza un estudio
pormenorizado de los movimientos sociales,
con tácticas de contrainsurgencia que van desde el uso de los aparatos de
inteligencia e infiltración, hasta los montajes de provocación, división, “pacificación”
y diferenciación de los movimientos sociales.
¿Cómo sabe el estado burgués de qué manera y en qué momento utilizar
cada una de estas “técnicas"?
Precisamente a partir de su trabajo permanente de inteligencia e
infiltración que realiza contra los movimientos sociales, máxime en estos
momentos en que la tecnología se encuentra a tal punto de desarrollo que es
totalmente posible rastrear a una persona a través de su teléfono móvil, las
redes sociales, su equipo de cómputo, etc. además del seguimiento sistemático a
su vida y labores cotidianas.
Así como ocurre en lo individual, ocurre sobre todo en lo colectivo,
donde el estado se encuentra preparado casi por completo previo a cada acción y
movilización del movimiento popular, como ha podido observarse en cada una de
las movilizaciones de masas, particularmente durante las protestas contra la
imposición de Enrique Peña Nieto y más recientemente en aquellas por la presentación
con vida de los normalistas desaparecidos y luchas que se han ido sumando.
A ello responden las agresiones
“espontáneas” de algunos sectores que
durante las movilizaciones de protesta por todo el país y en situaciones sumamente ventajosas para el régimen, donde se inician las llamadas
“acciones
directas” aparentemente
“contundentes” en su forma, pero parcas en su
contenido, tanto político como militar. Estas acciones, o bien aventureras e
infantiles, o bien premeditadas y auspiciadas por el estado (provocaciones)
terminan siempre, o al menos en la mayoría de los casos, por justificar la
intervención policiaca y desde luego, la represión del estado contra los
contingentes aún no preparados para enfrentar en términos serios y tácticos, a
los aparatos represivos del régimen que como ya señalamos más arriba, están
organizados, entrenados y equipados para ello.
De igual forma, ante la necesaria respuesta popular justificada por
completo luego de las agresiones sistemáticas del estado, han surgido voces
moderadas llamando a “la calma, la no violencia y la no acción de ninguna
especie” contra la agresión directa del estado. Es también desde esas voces
donde se montan los escenarios de división, pacificación y diferenciación,
entre los moderados y “los ultras”, entre los pacíficos y “los violentos”,
entre los ciudadanos y “los sin rostro”.
¡Todo pareciera estar entrelazado y en realidad lo está!
El estado, como órgano profesional de la violencia de la clase
dominante contra la clase dominada, trabaja permanentemente en diseñar y
perfeccionar sus planes de contrainsurgencia y contención de la protesta social
y lo seguirá haciendo, como en una rueda que gira y gira para llegar siempre al
mismo punto, o lo que es lo mismo, para mantener al pueblo trabajador en una
misma derrota sin final en lo aparente.
¿Qué debemos hacer entonces?
Actualmente el país atraviesa por una etapa histórica, marcada sí por
la represión del estado y la imposición de todo un paquete de reformas lesivas
a los intereses de las masas populares, pero también es una etapa histórica
marcada así por el hartazgo del pueblo pobre, por el creciente estado de
ebullición de la organización y la protesta social en contra de la injusticia,
la miseria y la represión.
Este hecho no debe olvidarse en el análisis de nuestras luchas, y
debemos poner énfasis en que la situación nacional tiene dos vertientes,
aquella construida y sostenida por la clase burguesa en el poder, y aquella
otra que debemos trabajar, construir y sostener la clase obrera y el pueblo
trabajador en la perspectiva del poder.
No debemos pensar que las cosas que están pasando son inmutables, que
no hay forma de resolverlas o simplemente que no tienen fin, aunque su
apariencia así lo indique.
Debemos tener la capacidad de madurar nuestra concepción de la
realidad nacional, quizá ahora sumergida en la etapa sensorial del conocimiento
que nos dice que todo está mal, hacia un estadio racional del conocimiento, que
nos convoque no solo a interpretar, sino también a transformar esta realidad.
Así entonces, los trabajadores, los pueblos, la juventud, las mujeres,
la gente humilde y honesta que vive, piensa y trabaja por su familia, la gente
que crea y aporta ideas progresistas para el desarrollo nacional, en fin, todo
ese cúmulo de ciudadanos que hemos salido por miles, por decenas de miles a las
calles, debemos trazarnos algunas tareas impostergables e irrenunciables para
transformar la realidad nacional.
PRIMERO.- Debemos atender el llamado a la unidad de todos los
afectados por esta política de hambre, miseria y terror que lleva varios años,
desde la entrada del neoliberalismo en México, preparando las condiciones
objetivas para el asalto del poder en manos del fascismo. Este llamado a la
unidad tiene que ser con los ya organizados y los no organizados, con todos
aquellos que aspiramos a una realidad distinta, a erradicar de fondo la
violencia que azota a nuestro país y sobre todo, a superar el estado actual de
cosas que mantiene dos Méxicos: el de arriba, propiedad de los grandes trust y
monopolios que impusieron a Peña Nieto y las reformas estructurales, y el de
abajo, donde se debaten millones de mexicanos entre la miseria más inhumana que
pueda existir.
Dicha unidad debe basarse en objetivos claros a corto, mediano y largo
plazo.
En el corto plazo: la abrogación de las reformas estructurales
anticonstitucionales, la presentación con vida de todos los desaparecidos, la
libertad de todos los presos políticos, justicia para los compañeros asesinados
y sus familias, alto a la represión, castigo a los autores materiales e
intelectuales de dichos crímenes, etc.
En el mediano plazo: el derrocamiento de este régimen, lo cual va más
allá de la simple caída del fascista Enrique Peña Nieto, profundizando la tarea
hacia el desmantelamiento del actual aparato del estado, incluidos todos los
partidos de la burguesía (PRI, PAN, PVEM, PANAL, PSD, PRD, PT, MC, MORENA,
etc.) así como del conjunto de sus poderes fácticos, instaurando un Gobierno
Provisional Revolucionario de obreros y campesinos pobres que a su vez convoque
a una Asamblea Nacional Constituyente que discuta, apruebe y promulgue una
Nueva Constitución que verdaderamente represente y defienda los legítimos
intereses de las masas populares.
En el largo plazo: la edificación de una República Democrática Popular
de nuevo tipo, donde el modo de producción (la economía) y la vida social interna
y externa (la política) estén enfocadas en el desarrollo armónico y equitativo
de todos los factores que intervienen en su proceso, lo que significa que
la producción social de la riqueza y su
distribución tengan un carácter eminentemente colectivo, en sus derechos y obligaciones.
Hablamos sin duda alguna de un estado Socialista.
SEGUNDO: estas tareas del proletariado y las amplias masas populares
pueden y deben ser interpretadas como un PROGRAMA DE LUCHA, sin el cual, todo
concurso de esfuerzos y acciones populares, quedará reducido a voluntarismos y
espontaneidad. Por ello debemos tener la capacidad no solo de aceptar, sino
también de aplicar paso a paso este PROGRAMA DE LUCHA con contenidos
nacionales, con tareas igualmente urgentes en términos de la táctica como lo
son
I. CONSTRUCCIÓN DEL FRENTE ÚNICO DE TODO EL PUEBLO: el cual debe basarse
en algo más que la simple convergencia de esfuerzos para acciones determinadas,
sino que debe materializarse en la construcción de las ASAMBLEAS GENERALES DEL
PUEBLO EN LUCHA en cada localidad, centro de trabajo, escuelas, barrios,
ciudades, etc. para confluir de manera unitaria y representativa en una sola
ASAMBLEA NACIONAL DEL PROLETARIADO Y LOS PUEBLOS DE MÉXICO, entendiendo que hoy
en día el proceso asambleísta de las masas populares debe servir no solamente
para echar adelante acciones demostrativas y de protesta, sino también para
ejercitar ensayos de poder popular como lo son los Ayuntamientos y Comunidades
Comunitarias y/o Autónomas, los Consejos Generales de Representantes del Pueblo
y las Policías y/o Guardias Comunitarias que se han ido extendiendo a cada vez
más rincones de este país.
Este FRENTE ÚNICO DE TODO EL PUEBLO debe servir entonces para convocar
algo más que mega marchas y grandes acciones demostrativas; es decir: debe
servirnos para pasar de la “resistencia” sin final, a la OFENSIVA POPULAR
decisiva para la disputa del poder.
II. CONSTRUCCIÓN/ESTALLAMIENTO DE LA HUELGA POLÍTICA GENERAL: entendiendo
que dicha OFENSIVA POPULAR debe hacerse en los más extensos márgenes y rincones
del territorio nacional, con un solo contenido y objetivo de clase: EL
DERROCAMIENTO DEL RÉGIMEN.
Pensamos que la HUELGA POLÍTICA GENERAL puede ayudar en mucho a
cambiar la correlación de fuerzas no solamente en términos inmediatos, sino
también históricos; dado que no es lo mismo estallar una huelga nacional de industria
o sector, con probables contenidos gremialistas, al igual que una huelga
nacional de corte economicista o reformista (ambas planteadas como salida
actual por elementos vacilantes y de dudoso compromiso con el movimiento) a una
HUELGA POLÍTICA GENERAL cuyo objetivo vaya más allá que una simple negociación gremial
o económica, sino que busque con claridad materializar el PROGRAMA DE LUCHA
descrito más arriba.
¿Será esto suficiente?
Los marxistas-leninistas estamos convencidos que el desarrollo del movimiento
revolucionario se encuentra regido por las mismas leyes que determinan el
desarrollo de la sociedad; por lo cual el pueblo trabajador, del brazo del
proletariado y su elemento consiente, deberán ir elevando sus formas de
organización y sus formas de lucha hasta hacer posible la toma del poder y el
inicio del cambio revolucionario en nuestro país.
Esto significa que a la par de estas tareas tácticas, existen también
tareas estratégicas en cuanto a las formas y niveles de organización que
requerimos construir, así como en cuanto a las formas y niveles de lucha que
deberemos ejercitar.
Construcción del Partido de Vanguardia de la clase obrera y las masas
populares. Construcción del Frente Único de Masas de la clase obrera y las
masas populares. Construcción del Ejército del Pueblo al servicio de la clase
obrera y las masas populares. Lucha implacable para la toma del poder en manos
del proletariado y las masas populares. Lucha irreconciliable para el ejercicio
del poder en manos del proletariado y las masas populares.
La tarea de los revolucionarios, los progresistas y los comunistas
consiste en este momento en demostrar al pueblo que esta derrota sin final
aparente sí tiene fin. Debemos enfatizar que la rueda de la historia gira y
gira y no hay fuerza material en el mundo capaz de detenerla. Es imperativo que
demostremos ante nuestro pueblo y nuestra clase que nuestros enemigos
históricos ya antes han sido derrotados por nuestros pueblos y nuestra clase en otras
latitudes del mundo y que es posible construir una sociedad distinta, rompiendo
de lleno con el capitalismo y sus lacayos de todo pelaje.
¡Camaradas!
Nunca como hoy las tesis de Federico Engels respecto al dilema de la sociedad capitalista que o avanza hacia el Socialismo o regresa a la barbarie, habían resultado tan urgentes para determinar el futuro del
proletariado y los pueblos de México.
Nunca como hoy el estado burgués había mostrado ante el mundo su
cinismo, su falta de aprecio por la vida humana y su falta de capacidad para
atender las necesidades del país.
¡Es hora de transitar hacia los nuevos estadios de lucha, escalando
peldaño por peldaño, etapa por etapa para desatar la ira del vendaval popular
en la perspectiva de nuestra liberación!
¡Presentación con
vida de los normalistas y todos los desparecidos!
¡Justicia para el
camarada Gustavo Salgado Delgado!
¡Justicia para el
camarada Claudio Castillo!
¡Justicia para todos
los caídos en manos del régimen!
¡Libertad a todos los
presos políticos!
¡Abajo el régimen
fascista!
¡Abajo
Peña Nieto y sus malditas reformas!
¡Que los trabajadores
gobiernen la patria!
Comité Regional Istmo
Frente Popular
Revolucionario