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sábado, 3 de enero de 2015

SALINA CRUZ: PEÑA ATERRIZA AL PUERTO…¡Y EL PUERTO ARDE EN LLAMAS!

El pasado Viernes 2 de Enero de 2015 Enrique Peña Nieto cumplió su amenaza. En medio de un fuerte dispositivo policiaco y militar, quien dice ser presidente de México, arribó vía aérea al Astillero 20 del Puerto de Salina Cruz, Oaxaca, donde un grupo selecto de invitados formaba un mosaico perfecto estilo post-imposición: charros y gángsters sindicales de la calaña de Romero Deshamps, empresarios y burgueses criollos, prestanombres aperfumados de compañías transnacionales, saltimbanquis de todo color, politicastros de cuarto, tercer y segundo nivel, secretarios de estado e incluso, el siempre PRIista remedo-de-izquierdista-coalicionista Gobernador Constitucional del Estado Gabino Cué Monteagudo. 
 
Todos ellos ataviados en guayaberas y blusas tradicionales de una región que esperaba esta visita con ansias, únicamente para mostrar a los representantes del poder burgués el odio de clase y el repudio que sienten en lo hondo de sus heridas millones de mexicanos y mexicanas que día con día ven reducir su nivel de vida, perder su seguridad, desmantelarse sus derechos civiles y extinguirse su libertad tras los refulgentes aparadores que embellecen las mal llamadas “reformas estructurales” aprobadas por quienes viven a costa del trabajo ajeno.

Cual vil dictadorzuelo de la peor ralea, Peña Nieto llega a una de las regiones más convulsas del Estado de Oaxaca, un estado que de por sí le era imposible de visitar como “mandatario” impuesto en el Ejecutivo Federal.

El arribo del bufón leal de la oligarquía al puerto proletario de Salina Cruz Oaxaca, fue exactamente lo esperado. Un Istmo Rebelde, rudo y aguerrido como suele serlo ante el opresor, que sabe dar bienvenidas ejemplares a todo aquel que intenta someterlo, echando por tierra las medidas pequeño burguesas, hoy en boga en las grandes ciudades que imponen ritmos y comportamientos modosos: “no se encapuchen”, “no caigamos en provocaciones”, “somos una manifestación pacífica”, “arrodillémonos ante la policía”, “cantemos el himno nacional”. Modismos que simplemente en territorio rebelde serían vistos como infiltración del estado y sus hordas moderadas de pacifistas de derecha.

Peña Nieto, uncido en una camisa oscura a rayas y un sudor asfixiante y nervioso pese a la comodidad de la infraestructura erigida en su honor, conoce bien el Istmo de Tehuantepec. Sabe del suelo que está pisando y desde el helicóptero que atinó a dar al menos cinco vueltas previas a su aterrizaje, la Zandunga viene a su mente no como el recuerdo banal de su aburguesada juventud, sino como el sonido de una probable marcha fúnebre, seguida por Guendanabani.

Afuera, en las calles del puerto, los maestros pertenecientes a la Sección XXII del SNTE-CNTE, del brazo de las organizaciones sociales de corte revolucionario y los obreros portuarios logran deshacer la primer valla policiaca, donde elementos de la Policía Federal esperan nerviosos la cargada del contingente de hombres y mujeres que sin portar armas, parecen más seguros de su victoria que los uniformados.

¡Fuera Peña! ¡Fuera Peña! Corean una y otra vez las gargantas irritadas por el gas lacrimógeno, reorganizando la desobediencia, improvisando barricadas y volviendo una y otra vez a la carga.

También están ahí los angustiados elementos de la Marina Armada de México, esa corporación fascistoide tan acostumbrada a saquear y robar a pescadores y campesinos pobres de la región, ahora en medio de nubes de humo y cócteles molotov que impactan el concreto generando verjas de fuego que les hacen palidecer, tal como ellos lo hacen con sus víctimas en los caminos rurales.

El escenario es simplemente el que la lógica preveía, un remedo de presidente que arriba en helicóptero a salto de mata y que luego de un par de discursos, sale huyendo del escenario antes de que pase lo que ya antes ha ocurrido en este lugar: que las masas iracundas logren irrumpir y se desborde la confrontación ahora en las instalaciones acondicionadas para la ceremonia del besa-manos.
 "Solo será con bienestar social, con progreso, con desarrollo, como verdaderamente logremos abatir los grandes rezagos y las grandes deficiencias que venimos arrastrando del pasado. Si queremos quitar el freno de lo que ha impedido el desarrollo de nuestra nación, es importante atender de manera estructural lo que permita detonar mayor desarrollo", espetó el tiranuelo mientras que una nueva arremetida de los contingentes magisteriales, proletarios y populares zangoloteaba las desmoralizadas vallas de los ahora también sudorosos federales y marinos, quienes se repetían así mismos que no siempre en el mar la vida es más sabrosa.

Peña por su parte dejaba la amenaza de volver más reiteradamente al sureste mexicano y visitar todo el estado rebelde de Oaxaca, sin impórtale que afuera del astillero, las calles hayan sido testigos de un disturbio provocado únicamente por él y por su nunca grata visita.
 
 Salina Cruz, como parte del Istmo Rebelde ha dado ya la muestra de cómo se debe tratar a Peña Nieto, cuando este arriba custodiado por sus fuerzas de ocupación, cual vil conquistador a tierras rebeldes.

La rabia y la combatividad de los trabajadores y los pueblos istmeños, deben servir de faro para iluminar las luchas y las escaramuzas callejeras contra este régimen de terror que pretende acabar con todo vestigio de vida y democracia en este país. El Istmo Rebelde, desde sus Ayuntamientos Populares, sus Autoridades Comunitarias, sus Asambleas Generales de Pueblos, sus Policías Comunitarias y Grupos de Socorro, sus Organizaciones Sociales, sus Maestros y sus Sindicatos, siguen siendo un ejemplo contundente para aquellos que creen que con flores y foros podrá vencerse al capital. ¡El capital se combate y se vence en las calles, con lucha de clases y acción revolucionaria!

¡Morderán el polvo burgueses, mientras haya imposición y agresión del estado, la rebelión popular se justifica!
¡Fuera Peña Nieto y sus amos de nuestro territorio rebelde!

¡Que los trabajadores gobiernen la patria!
Comité Regional Istmo
Frente Popular Revolucionario

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